Lo que hoy puede considerarse algo normal hace tres décadas era toda una rareza. La temporada 1991-92 le dio a esta parte del globo esa alegría enorme, cuando dos verdaderas glorias desembarcaron en el básquetbol profesional estadounidense: “Pipoka” y Carl Herrera.
Si uno se toma el trabajo de revisar las listas de todos los tiempos referidas a la cantidad de sudamericanos que han disputado la NBA, verá con agrado que el número asciende a 40, en un detalle que marca 18 brasileños, 14 argentinos, 6 venezolanos, 1 uruguayo y 1 boliviano. Incluso si se rige estrictamente por la geografía podría incluir en la cuenta a dos nombres de Guyana.
Pero claramente esta próspera cosecha no se da desde que el mundo es mundo, sino que ha tenido una expansión considerable desde fines de los ´90 principios de los ´00 hasta la actualidad.
La historia podría sorprender a más de uno al ver que para 1990 tan solo un jugador de la región había pisado la liga profesional estadounidense: Rolando Ferreira. La torre de 2.16 fue elegida por Portland en segunda ronda del Draft de 1988, y fue parte del equipo de Oregon durante esa 88-89 disputando un total de 12 partidos.
La semilla estaba germinando. Tres temporadas más tarde, es decir, hace exactamente 30 años, otros dos sudamericanos irrumpieron al unísono en la NBA, con suerte dispar dentro de esa liga, pero con una calidad que aún hoy los coloca entre los mejores prospectos de nuestro deporte.
El nacido en Brasilia, João José Vianna Darocho, arregló condiciones como agente libre con Dallas Mavericks en octubre de 1991. Nada más ni nada menos que el mítico “Pipoka” daba el salto, dejando atrás el básquet puertorriqueño.
Casi al mismo tiempo el venezolano Carl Herrera, el cual en 1990 había sido elegido por Miami Heat en la segunda ronda del draft, y luego canjeado a Houston, era confirmado para ser parte de la plantilla del equipo texano.
Debutaron con dos semanas de diferencia, y por elección del coach Richie Adubato no se cruzaron dentro del parquet. Es que el astro brasileño tan solo jugó un partido. Fue el 1 de noviembre, como visitante, ante un San Antonio que se impuso por 140-99, en donde “Pipoka” vio acción por 9 minutos, convirtiendo dos puntos.
El 12 de noviembre, la figura venezolana disputó su primer cotejo y fue justamente ante Dallas, pero por determinación de ese entrenador João no estuvo entre los 12 que compusieron la plantilla. Carl Herrera cumplió con 5 minutos de juego, en el triunfo de los suyos por 98-92.
“Pipoka”, sin ser tenido en cuenta, optó por volver a Maratonistas de Puerto Rico y tras un par de años, continuó con su prodigiosa carrera dentro del baloncesto de su país.
El camino de Herrera por su parte fue muy distinto. Si bien en esa 1991-92 ni Houston (fue 9° del Oeste) ni Dallas (12° en la misma Conferencia) llegaron a playoff, el nacido en Isla Trinidad completó 43 partidos y prácticamente duplicaría esa marca a la temporada siguiente (81).
Fue parte de la liga por 8 ediciones seguidas, obteniendo a su vez dos anillos de campeonato en la 1993-94 y 1994-95 con Houston. De allí, siguiendo en el estado de Texas, pasó a San Antonio por tres torneos más. La 1998-99 sería su temporada de despedida.
Arrancó en Toronto donde jugó 28 cotejos; saltó a Denver en donde estuvo en 4 partidos y finalmente se despidió bajo los colores de Vancouver con 24 encuentros más.
Una vez cerrada su etapa en la NBA siguió desplegando toda
su magia en el baloncesto venezolano, del cual fue parte como jugador hasta la
edición 2007-08, en donde colgó las zapatillas vistiendo el uniforme del
Deportivo Táchira.
Vale aclarar que si bien el nacido en New Orleans, Harold Keeling, jugó la liga estadounidense en la 1985-86 (para Dallas) muchos años después adoptó la ciudadanía venezolana, por lo cual no se lo toma como primer sudamericano en llegar allí.
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Emanuel Niel – Encargado de Prensa
Consubasquet